Hoy vengo, si me lo permitís, con un pequeño consejo: a la mujer hay que valorarla ayer, hoy y siempre. Si ellas se detienen, el mundo también se detiene. Dicho esto, es una auténtica bendición mirar al cielo para ver, en el mejor de los casos, algunas de las constelaciones más brillantes y hermosas. Si miramos al corazón del Cava, encontraremos verdaderas estrellas, reinas de las burbujas con los pies bien puestos sobre la Tierra y con las ideas más que claras. Y os preguntaréis: ¿Quiénes son estas mujeres tan admirables? Hoy os presento a algunas de las mujeres pioneras del sector, mujeres que siempre han estado en la primera línea del Cava.
El Cava es un sector donde las mujeres siempre han estado presentes, tal vez no siempre visibles. Pero ellas, y otras mujeres de renombre, se han ido haciendo poco a poco un merecido lugar en el sector, demostrando que pueden conseguir cualquier cosa que se propongan y que la harán muy bien.
La historia y la relación entre estas seis damas empezó hace al menos unos veinticinco años, les une la pasión por la elaboración del Cava, su promoción y su comercialización en todo el mundo. Son inspiradoras y admirables, con un fuerte objetivo común: hacer grande el nombre del Cava. Han luchado contra viento y marea, con compromiso, fuerza y estilo. Han abierto camino, eran las influencers de su generación. Cuando no había WhatsApp, ni redes sociales, ellas daban la vuelta al mundo con mucha ilusión y una pequeña maleta para hacer descubrir el Cava, su territorio, su historia y, en definitiva, su legado familiar.
Montse Mascaró (Mascaró) es ingeniera agrónoma y tiene un MBA en Administración de empresas. Nació bajo el linaje de Cavas familiares, donde ha trabajado desde 1988. El Cava le ha permitido crecer como persona y encontrarse en la cima a nivel profesional, además de haberse podido formar, viajar, conocer a mucha gente y hacer amigos, algo que para ella "es de lo más bonito que tiene este mundo". Cuando llegó a la bodega, vio que era el momento de hacer un cambio, de mejorar partiendo de su perspectiva y experiencia:
"Aposté e invertí en la modernización de las instalaciones de elaboración. En lo que se refiere a la comunicación, hicimos un giro tanto en la presentación de los Cavas como en los argumentos que sostienen nuestros productos, relacionándolos con el territorio, con la importancia de una buena materia prima y sugiriendo diferentes momentos de consumo más allá del típico brindis".
Montse Mascaró y Maite Esteve (Vins el Cep) se conocen de cuando las ferias comerciales eran una novedad. Luego han coincidido en diferentes acciones comerciales, tanto dentro como fuera del país.
Maite Esteve es una mujer a la que admiro y siempre me ha dado buenos consejos, gracias a lo cual me han sucedido muchas cosas buenas en mi vida como escritor. Siempre ha sido visionaria, tenaz y muy trabajadora. Desde su llegada a la bodega, tenía claro que el camino a seguir era trabajar para ser una bodega ecológica. Ella implementó la biodinámica en Vins el Cep, que fue una de las primeras bodegas de la zona pioneras en trabajar con esta técnica:
"Fue un reto muy grande, cuando nosotros empezamos en el año 2003, aquí todavía no existía la costumbre de aplicar la biodinámica en los viñedos. Me formé en Francia, con mucha ilusión para ir un paso más allá, pensamos que era la manera de conocer mejor nuestras viejas vides y las plantas que rodean el territorio de nuestras fincas".
Nos explica Esteve, que siempre busca compartir su amor por el territorio a través de sus creaciones líquidas. Siempre que encuentra un momento, se reúne con la señora Maria Rosa Cardona (Caves Rovellats), una de las personas más vitales que jamás he conocido, para reflexionar sobre el mundo del cava en general.
Maria Rosa Cardona ha sido posiblemente la más viajera de todas ellas, es una persona de mundo. Después de estudiar Derecho, Diseño, Marketing y Comunicación, Maria Rosa se dio cuenta de que su punto fuerte era la exportación del Cava, ella fue una de las primeras mujeres que llegó a Japón con la botella de Cava bajo el brazo. "Los primeros años en Caves Rovellats fueron los mejores de mi vida, me abrieron un mundo de nuevas posibilidades", explica Maria Rosa. Con el cargo de gerente de Caves Rovellats desde 1985, Maria Rosa Cardona toma el relevo ella sola como presidenta en el año 1996, rompiendo una tradición muy marcada en este sector. Además de revolucionar el diseño en sus etiquetas de Cava aplicando el color negro, entre sus muchos hitos ha conseguido que su bodega fuera designada de interés turístico por el Consejo Europeo de Rutas del Vino y que haya sido declarada Bien Cultural de Interés Local en el inventario del Patrimonio Cultural Catalán. Para ella su bodega es un proyecto de vida ilusionante en el que invierte mucha pasión y nos explica que:
"Aunque hoy en día las cosas han cambiado mucho, a mí, por el hecho de ser mujer, se me ha exigido más. Es difícil compaginar bien familia y empresa si eres perfeccionista".
Cristina Colomer (Caves Colomer) no necesita presentación, contagia con su calma, su buen rollo y nos recibe con un punto de vista singular. De joven siempre jugaba dentro de la bodega, le gustaba el campo y era y es un lugar donde se siente feliz. Nunca se planteó hacer otra cosa, su ideal es hacer Cava. Se hizo cargo de la empresa familiar en el año 1967, y ha sido persistente y tenaz con lo que deseaba, dar a conocer el Cava, un espumoso que nada tiene que envidiar a cualquier otro. A sus 82 años, atribuye su longevidad al Cava. Me gustaría señalar que con su historia podemos entender el valor de tantas mujeres “que han abierto el camino” en un mundo de base muy masculino. Ella me decía que:
"En ningún momento me he sentido diferente por ser mujer, ni me han tratado diferente dentro de este mundo. He confiado en mi misma, y el Cava siempre ha sido el protagonista".
Aunque en aquella época no había redes sociales, los desafíos eran más difíciles que los bailes de TikTok.
Maria Rosa Giró (Giró Ribot) es una de las mujeres que han contribuido a poner el Cava en el mapa, trabajando incansablemente para cambiar a mejor el mundo del Cava. La caracterizan su gran empuje, el carácter empresarial y su espíritu viajero. Ha seguido siempre su propia luz y ha mantenido el legado de la empresa familiar con pasión, recorriendo el mundo entero gracias a la promoción del Cava a nivel internacional. Siempre compaginándolo con la vida familiar y el cuidado de su familia, como madre de 5 hijos:
“El secreto para tener tanta actividad y compaginarla con la familia no lo conozco, he trabajado mucho y sin embargo siempre he dado prioridad a la familia”.
De todos modos, ha sido durante seis años la presidenta de la UCEVE (actualmente AECAVA, la patronal del Cava), y no solo se ha encargado de su empresa, sino que ha velado por la defensa y el asesoramiento de todos los asociados a la patronal, además de dar a conocer el Cava por todo el mundo con mucho empuje e ilusión, como siempre ha hecho. Nos explica que llegó al cargo “después de que las dos empresas más grandes del sector, que normalmente se alternaban el cargo, decidieron ceder la presidencia a una persona neutral”.
Ella y muchas más mujeres han demostrado que son capaces de hacer un gran trabajo para la industria y llevar el Cava a lo más alto, el lugar donde merece estar. Han invertido tiempo y esfuerzo, del mismo modo que Helena Yglesias Fuchs (Capità Vidal), la más joven de las seis. Ingeniera técnica en industrias agroalimentarias y licenciada en Enología por la Universidad de Tarragona, en el año 2010 toma las riendas de la bodega familiar Capità Vidal. Llega a la bodega para implantar nuevas técnicas y tendencias en la elaboración de los vinos y los Cavas, con las ideas muy claras, e instaura la metodología ecológica. Es empática con las emociones de su gente y trabaja para conseguir el bienestar de las personas, mima sus viñedos igual que a los humanos.
“Me gusta cuidar los detalles e intentar mejorar tanto a nivel personal, como en la bodega, con la finalidad de obtener mejores vinos”.
Maite Esteve y Helena Yglesias se conocen desde muy pequeñas, recuerdan la primera vez que recorrieron la emblemática ciudad de Londres y la primera vez que probaron juntas la comida japonesa. El Cava une, sin lugar a duda. Me contaba Helena, “cuando nos vemos en las ferias me gusta hablar con ella de nuestro sector y catar sus Cavas”.
Juntas son fuertes y poderosas, nada les ha quitado el sueño para llevar el legado familiar lo más lejos posible y que el Cava se conozca en el mundo entero. En definitiva, lo que buscan las seis es disfrutar siempre de la música de las burbujas, la mejor banda sonora de la historia. Para mí, la felicidad tiene cuatro letras, y se escribe: CAVA. Por si queda alguna duda sobre mi aprecio por las burbujas, hoy quiero confesarme, y no es una canción de la Pantoja, ni la guerra entre folclóricas, hoy os he hablado desde el corazón.
¡Salud y Cava!